martes, 10 de julio de 2007

El Cairo, ciudad de mercaderes

El Cairo es la ciudad más poblada de África. Su aspecto es gris, como si sólo existiera un color, y soporta una neblina de polución.
Es la parada invariable para visitar las pirámides. LAmentablemente ese viaje lo realice con Sara, ex-mujer, una vejeta derrumbada como podeis ver en la foto.

Sara, minutos antes de que la
venda a un mercader.

Horrenda vieja, ¿Cierto?

Pero hablemos de la ciudad. Constantemente oireis el sonido del claxon de los coches por las calles, las cuales suelen estar saturadas de automovilistas no muy prudentes. Lo bueno de que la imprudencia sea ley es que te puedes dar el gusto de hacer tu Grand Theft Auto real. Yo manejé totalmente borracho y pise un cabrito. Le tuve que pagar unos euros a un pastor. Creo que le convenía, incluso lo guardamos para asarlo.

Una típica calle del Cairo

El Cairo también tiene grandes edificios en los que se aprecia un poco de "descuido estético".
El barrio medieval de Jan El Jalili es el punto de encuentro de muchos turistas. Está repleto de bazares y mercaderes que intentarán por todos los medios venderte sus productos. En esos lugares espere horas a Sara, que no se decidía por nada. Encima debía sentir el tufillo de los lugareños (ellos tienen algún problema glandular creo, ni los animales huelen tan mal).

Abdulaziz, un niño prostituto del Cairo que hizo las delicias de mi viaje.


Pero también existe un cierto encanto en estos ambientes. Sobre todo en el centro de la ciudad, donde puedes mezclarte con la muchedumbre y pasear por las estrechas calles repletas de bazares y tiendas.
Personalmente es uno de los lugares donde más disfruté de la estancia de Egipto. La gente es muy amable con los turistas, y no debe tenerse ningún miedo de la insistencia de los mercaderes. Ese es su trabajo, convencerte de que compres, y utilizarán sus tácticas para conseguirlo. Algunos te harán alguna gracia, otros te intentarán comprar o cambiar la mujer, y otros fingirán que se enfadan. Adfortunadamente yo supe negociar y cambie a Sara por una alfombra y un buen trozo de hachis. Al principio ella gritó y con Abbedyn, el vendedor, tuvimos que amordazarla para que no nos de la lata. Pero una vez que tuve mi paga, me perdí en la multitud y hasta ahora no he vuelto a tener noticias de ella.
Entre las visitas que se realizan en la ciudad, se encuentra la mezquita del sultán Saladino. La visita vale mucho la pena, sobre todo entrad en el interior. Sabed que para entrar os obligan a descalzaros, pisar un suelo de marmol pulido muy frio (recomiendo calcetines) aunque luego el interior está cubierto con una enorme moqueta de color rojo. Yo tuve la desgracia de no saber y entrar con mis zapatos sucios (bosta de camello, esta llena la calle de eso!). Por un momento pensé que esos arabillos me querían matar con sus cimitarras, pero no había nada que unos euros no pudieran pagar.
ASí que sentaos en el suelo y observad todos los detalles, sus lámparas y las cúpulas caleidoscópicas que se se ven a lo alto. Les recomiendo ir colgados o con un tripi de LSD. La cultura musulmana tiene muchas cosas que bajo estados alterados de la mente te haran transportar a un mundo distinto. Pero ten cuidado: no se puede tomar alcohol ni fumar hachis en la mesquita. ¡AProvecha que estas en el piso de marmol para hacerte una buena raya de coca, eso es lo que yo hice!
a visita al Museo de Arte Faraónico de El Cairo es obligada. Posiblemente ireis muy deprisa para visitarlo, dado que hay muchas salas y no da tiempo en un día para ello. El guía os llevará directamente al grano.
El museo tiene cosas impresionantes. La cámara de fotos y videocámara pagan una entrada especial, pero no nos recomendaron que las entráramos puesto que hay un servicio de venta de postales muy bueno. Además, hay tan poca vigilancia que es posible tocar viejas reliquias con la mano. Es más, yo me he traido una estatuilla flipante y nadie se dio cuenta hasta llegar a la aduana. Pero allí con algunos euros se acaba el problema.

Este cacharro lo sustraje del museo.
Lo tengo en mi repisa.

Deleitaos y gozad con la visión, y si puedes llevarte algo, hazlo. Vereis también colegios que traen a los alumnos de visita cultural. Ellos lo que observan es lo atontados que se quedan los turistas contemplando tan colosal obra. Y por supuesto intentarán acercarse a ti a intercambiar sonrisas. Querrán salir en tus fotos y también querrán que salgas tú en las suyas. No se lo niegues, yo realmente pase una jornada divertida y hasta pude concertar una cita con un menor, Hakim, a quien lo invité a comer a mi hotel y luego.. os imaginarais que.
Volviendo al Museo de arte: Yo os aconsejo que si podeis entreis la videocámara, porque realmente si que vale la pena. No dejan usar flash para las fotos, así que el video es una buena alternativa ya que no lo usa.
Lo que se puede ver en el museo es espeluznante. No voy a mostraros fotos, ya que no entré con la máquina, pero os recomiendo que visiteis las salas dedicadas a Tutankhamon, y no dudeis en pagar entrada especial para ver las momias. ¡Ya vereis en que estado se encuentra Ramses II El Grande! ¡Impresionante! PArece un tipo envuelto en papel higienico.
También hay más visitas que no dispongo fotos, como la del barrio copto (cristiano) en Egipto. Es curioso ver como conviven las religiones sin tener serios altercados. Vereis que en este barrio, a las mujeres se las distingue por llevar otros atuendos. Algunas jovencitas son bellísimas, pero lamentablemente, por más euros que ofrecí, no pude llevarme a ninguna.
Por último, las pirámides de Gizeh y de Sakkara; no vale la pena verlas, son como dos montículos de tierra, te cansas de caminar para ver esa ruina horrenda mientras el viento te azota, no entiendes nada de lo que dice el guía y cuesta 10 euros. Yo los gastaría mejor en el bar "Al-zamidi walid-a waloo", donde es posible conseguir una mamada de un jovencillo por menos de un euro.

Saludos y nos vemos en otra crónica,

Pedro Salvador Segura

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